Monocromía...

El par de amigas revoleteaban por la habitación de Bella con gran emoción; aquella noche la castaña conocería la casa de los Cullen. Esme la recogería a eso de la 8 pm; iría personalmente por Isabella para no levantar ninguna sospecha en los padres de la chica si la recogía Carlisle.

- Bella, es increíble todo esto. Él probablemente sea lo mejor que te pueda pasar. Primero, el color, luego te libras de la taquicardia y ahora prácticamente su casi esposa te invita a cenar – Alice rió - ¿le vas a tomar la mano en la cena a Carlisle?

- no lo creo. Supongo que sus hijos van a estar mirándome y tener a Esme cerca no se sentiría muy bien en esa situación. – comenzó organizarse sus rizos alisados – de cualquier forma, estoy muy feliz por todo esto. - sonrió

Si – chilló Alice - uummm... Bella, esta mañana me encontré con James en el pasillo. – comentó al aire – me pidió que te dijera, que el viernes quiere hablar contigo…en la salida. Dijo que era importante.

- No quiero saber que quiere ese idiota, pero si lo esquivo no me a va a dejar en paz – farfulló con cierta rabia y escuchó un auto afuera – seguro es Esme – dio un brinco desde la ventana y abrazó a Alice fuertemente – te lo cuento todo, te lo cuento todo... No me llames, yo lo haré. Y dile a mi papá que me encantaría quedarme un rato con él ya que salió del hospital pero se lo prometí a los Cullen.

- dudo que le guste, pero se lo diré.

- adiós…

[…]

- ¿humana? – preguntó el vampiro de cabellos castaño claro casi rubio – siempre supe que no eras normal, Carlisle. – le palmeó el hombro.

- Para ti nada es normal, Gabriel.

- ¿y qué es lo que tiene de especial la chica?

- aun...no lo descubro muy bien, pero es magnética, además ya te conté lo de la monocromía en su visión y todo eso – comentó despreocupado – para mí eso es especial. Para ti especial significa medidas de modelo.

- no quiero empezar el debate de nuevo, eso ya quedó resuelto hace mucho. – percibieron el ruido proveniente del auto, luego de la cochera y finalmente las voces de las dos mujeres. – tu chica huele bien. – dijo Gabriel levantándose de la mesa y Carlisle le hizo mala cara – viniendo de mí es un cumplido, Cullen.

-crece ya, por favor.

- Ya estamos aquí – dijo Esme seguida de una hermosísima Bella. Arreglada de pies a cabeza, con una blusa de escote moderado que dejaba entrever un poco de sus atributos; un blue jean ajustado pero en cierto modo formal.

- hola – saludó con una sonrisa casi escondida en sus labios, caminó hacía él y le dio un pequeño a abrazo, Carlisle no dijo nada pero se apoyó un poco en ella y cerró los ojos, mientras Esme le hacía señas a Gabriel de que retirasen. Cuando Carlisle percibió que estaban los dos solos, se alejó un poco de ella.

- me alegra tanto que hayas venido. En realidad me encanta verte – le dio un pequeño toque en la nariz.

- yo me siento igual – miró a su alrededor y al encontrarse a solas, la chica se empinó y le besó rápidamente en los labios - ¿y los otros?

- nos querían dar…privacidad, supongo.

- es tan…extraño esto. – se mordió el labio – estuve hablando con ella en el camino y obviamente sabes cual fue de tema de conversación. La admiro, tiene mucha fuerza de voluntad. Dejar a alguien tan…espectacular como tú es toda una proeza. –se escucharon un par de carcajadas desde la sala

- No exageres – le rozó la frente con los labios – vamos al lobby, quiero presentarte a mi amigo.

La cena casi que pasó a un segundo plano cuando las charlas se hicieron cada vez más animadas entre el cuarteto de la sala. Los hijos de la pareja Cullen se mantenían totalmente al margen de la escena; a Rosalie no le agradaba ni le interesaba Bella, Jasper era demasiado neutral en todo y prefería su cuarto a la compañía y Edward tenía que mantenerse lo más alejado de Bella posible.

Constantemente la castaña se distraía por el color de ojos de Gabriel; ¿Cómo era posible que también fuesen amarillos? Además de eso admiraba el cabello de color arenoso oscuro largo recogido en una coleta; sus facciones cuadradas pero pulidas, muy similares a las de Edward pero no tan perfectas; pero claramente para ella no era nada comparado con el hombre que tenía a su derecha, quien de vez en cuando le rozaba las palmas de las manos, los brazos y el cuello, causándole pequeñas cosquillas en el estomago. Y Esme no ignoraba aquellos toques, solo parecía pasarlos por inadvertidos, le causaban molestas sensaciones en el pecho.

- casi olvido la cena por hablar tanto – dijo Esme acomodándose su falda al levantarse del mueble – es que si hablas con tipos ingleses, se te olvida hasta el mundo. – su armoniosa risa inundó el lugar.

-Dios bendiga Inglaterra – murmuró Bella, el comentario los hizo estallar en risas a todos.

- voy a poner la mesa. – Esme se acercó a Isabella y le extendió la mano -¿me ayudas?

- claro que sí, Esme. – Isabella le tomó la mano con un poco de vacilación, no se acostumbraba a que a ella fuera tan dulce.

Para el momento en que ellas iban hacia la cocina, Edward decidió salir de la mansión; no era del tipo de persona que le gustara estar encerrado en su propia casa como un prisionero. Se concentró en no respirar de camino por el pasillo y ni quiera quiso escuchar los pensamientos de los otros a su alrededor para no percibir el olor de Bella en ellos. Saldría hacia el río por la puerta de atrás pero no pudo evitar respirar por costumbre y la sintió, pero demasiado tarde para tratar de ignorarlo. Se paralizó frente a la gran puerta de la cocina donde ella pasaba con unos platos en la mano; Bella le sostuvo la mirada pero por hacerlo, se deslizó con una gota de agua el mármol blanco del piso y terminó estrellando la mayoría de los platos contra su mano izquierda al caer.

El líquido rojo, caliente y delicioso comenzó resbalarse por los dedos de la humana y Edward no lo pudo resistir; se le fue encima como un rayo, Bella ni lo notó por ver su mano herida.

- Edward!! – Edward gruñó guturalmente, Esme trató de impedir cualquier tragedia y protegió el cuerpo de Isabella con el propio moviéndose a una velocidad sobrenatural – Carlisle!! – gritó lo más alto que pudo mientras se enfrentaba con un choque frontal del cuerpo de su hijo, no sin antes empujar a la aturdida morena hacia el otro lado de la habitación.

Al par de vampiros no les tardó una fracción de segundo llegar a la cocina; Carlisle tomó a Edward por el cuello mientras que Gabriel hacía uso de habilidad con el susodicho, lo dejó tan quieto como una estatua, ni siquiera podía respirar por voluntad propia. Esme corrió hacia la pobre Isabella que sangraba además se estaba desvaneciendo, todo lo que había pasado ese momento hizo estragos con su presión sanguínea; se desmayó en los brazos de la vampiresa.

Carlisle soltó al joven vampiro mientras Gabriel lo mantenía bajo su poder; el doctor corrió hacía Bella bastante preocupado. Mientras los otros dos Cullens bajaban a causa del escándalo.

-¿Qué ha pasado? Huelo sangre ..humana. – preguntó Jasper desde mucho más lejos que la sala para poder resistirlo, pero luego salió hacia el jardín y un poco más allá.

- aléjense ustedes…– dijo Carlisle con expresión sombría

- esto no debía pasar. Por eso es que los humanos no deben estar con vampiros –intervino con furia Rosalie sosteniendo la mano de Edward – Gabriel, saquémoslo para que se pueda mover – él hombre asintió y poco a poco entre los dos cargaron al vampiro mientras Esme y Carlisle se aseguraban de que Bella estuviese bien.

- llévatela a la cabaña, estará mucho mejor allá. – comentó Esme entregándosela a su esposo. – yo limpio y no tardo en acompañarte.

- Me siento tan mal por ella y lo peor es lo que pensará al despertar.

-debemos esperar para eso, pero anda a la cabaña ya, se desangra rápido y allá hay botiquín, yo llevará más cosas luego.

- de acuerdo.

[…]

Se sentía mareada y perdida, su mente seguía dando vueltas con los hechos anteriores, aunque no tenía noción de cuando habían ocurrido. Sentía un ardor quemante en la palma de su mano, además de eso, algo frío le rozaba los parpados y los labios. Abrió sus ojos con lentitud y se encontraba en una pequeña habitación, acostada. A su lado estaba Carlisle repasando su rostro con la punta de sus dedos; y al mirar en dirección a su mano Esme estaba vendándole. Ella se removió algo exasperada al recordar lo sucedido en la cocina de los Cullen. Con brusquedad quitó la mano de las de Esme y se levantó asustada pero estando aun mareada se tropezó con la mesita de noche y entre los dos Cullens lograron atajarla.

- ya, Bella. Estás a salvo. Te juro que no te haremos daño, cálmate – Carlisle la apretó un poco contra su cuerpo y se relajó rápidamente.

- ¿que...qué pasó? ¿Ustedes que son? ¿Porque Edward me quería…? ¿Qué quería hacer conmigo? – ella comenzó a menear la cabeza y se agarró de Carlisle.

- preferiría no tener que decirte la verdad, lo más probable es que salgas corriendo espantada. – le dijo él mientras Esme se retiraba en silencio.

- cuéntame solo lo necesario.

- Nosotros…

Le contó con mucha precaución algunas cosas sobre que era y que quería Edward de ella tratando de no asustarla, nunca le dijo con exactitud que era, solo alusiones vagas y al aire; como ella había dicho, solo lo necesario. Su mente comenzó a hacer sus conjeturas pero no se atrevió a asegurar algo.

Carlisle estaba sumamente apenado con ella por el incidente, y ella no salía del asombro por la actuación de Edward; recordó su mirada salvaje, sus movimientos casi invisibles y como empujó a su propia madre solo…por…el olor de su sangre. Se estremeció y se pegó más al rubio con el miedo a flor de piel. Edward no era de confiar, la podía matar.

- recapitulando…-tragó saliva – no mueren, tienen mucha fuerza, rapidez y los sentidos muy desarrollados, no duermen, no se pueden exponer al sol con personas cerca, no comen comida normal, deben y debo guardar el secreto,…y…el asunto de la sangre…pero de animales…personas no.

- nada de personas. Preferiría cualquier cosa a hacerle daño a alguien, por eso aprendí a resistirlo a través de los años – dijo él mirando a la nada.

- beber sangre…es de…vam..- se frotó el cuello nerviosa – mira ya sabes que palabra iba a decir, pero no la diré y tampoco quiero pensar en todo esto, quiero ignorarlo por completo y seguir fingiendo que son como cualquier persona, entre menos sepa mejor. Pero..lo que …me asustó mucho fue Edward y su reacción. No quiero volver a pasar por eso.

- Es lo más normal, eso asusta a cualquiera, pero no volverá a pasar. Incluso todo lo que he te dicho debería asustarte, pero estás muy tranquila. Bella. ¿no te asusta el de hecho de que…?

- creo que no. En realidad tú nunca podrías asustarme, ni Esme tampoco. Ustedes dos son demasiado especiales. – le sonrió a pesar todo la conmoción que tal vez la tenía atontada; lo natural era que reaccionara, él y su familia eran depredadores pero a ella poco le importaba. Probablemente era porque él parecía ser la mejor cosa que le había pasado y no lo iba a dejar ir por una cosa como esa; también era porque teniéndolo cerca, su cabeza no funcionaba como debía, tal vez nunca sería así.

- serás siempre un misterio para mí – comentó él – lo que me preocupa es que te hayas hecho daño. Eso no...me gusta. ¿Te duele? – le recordó el dolor con esas palabras

- sí, algo pero eso me lo hice yo solita, bueno lo de los platos – descompuso el gesto.

- No dejaste que Esme te termina de vendar.- el rubio le acarició el cabello mientras seguían sentados en el mueble de la pequeña y acogedora cabaña.

- ¿en dónde está? Pobrecita, Edward le...pegó bastante fuerte. – apretó los labios preocupada

- no le dolió te lo aseguro, somos fuertes. – miró a su alrededor – pero tú no eres fuerte, te puedes lastimar. Una prueba firme de ello ha sido lo que ha pasado y no quiero que al seguir estando cerca de nosotros, te pongas en peligro.

- no creo que vuelva a pasar. No va a pasar, no estoy en riesgo con ustedes. Estoy en más riesgo estando sola en mi casa – comentó ella con cierto toque de humor pero él estaba serio – lo digo con sinceridad, no va a pasar y tampoco me quiero alejar de ustedes, no importa lo que pase, me agradan demasiado. Me gustas demasiado.- se enrojeció un poco.

- yo tampoco me quiero alejar de ti y también me gustas mucho… – le dijo dejando apagar su voz de a pocos.

- ¿Por qué las cenas que me incluyen a mí siempre terminan..de una forma…rara?

- nada de lo que te rodea parece ser “normal”. Creo que eso te hace especial – le puso la mano en el rostro y ella se quedó mirándole a los ojos por un buen rato en silencio y luego ella solo pensó en besarle, se le acercó pero él la esquivó sutilmente.

- lamento mucho interrumpir, pero quería decirle a Carlisle que traje su auto - murmuró Esme y ellos perdieron el contacto visual – es para que la puedas llevar a casa, debe de estar exhausta, adolorida, hambrienta y probablemente muy asustada.

- yo me quedo aquí, no quiero ir a casa. Además probablemente no pueda dormir y al menos tendré compañía estando aquí - dijo ella moviéndose hacia la cama.

- ¿no irás a tu casa? – corearon los vampiros

- yo me quedo aquí, por favor...¿me dejan quedarme? No me quiero enfrentar con un interrogatorio de mi madre sobre mi mano.

- ¿y el instituto? – preguntó Esme

- mañana será soleado según el canal de clima, por lo tanto me quedo en casa o aquí. El sol me afecta en los ojos.

- por mí no hay problema. Solo que debemos decirle a tus padres. – comentó la escultural enfermera.

- Esme, si llamas a mi mamá y le dices que me quedaré y que me vas a “cuidar”, ella dirá que si, te lo aseguro. Sé que confían más en ti que en…- miró a Carlisle de refilón.

- ok, perfecto – le sonrió – Carlisle, deberías ir hablar con Edward, estaba…muy…abatido. No te imaginas cuanto, la está pasando muy mal.

- si lo haré, tú quédate aquí con Bella, préstale ropa y dale algo de comer. ¿Vale? – le pasó las manos por los hombros en símbolo de amistad mientras salía del cuarto.

- sí, Carlisle.

El hombre corrió hacia su mansión desde la cabañita junto al río; estaba demasiado preocupado por cómo se podía sentir su hijo en ese momento. Edward odiaba el sentir el deseo de la sangre humana, se consideraba casi como un monstruo.

Al llegar, todos estaban reunidos en la sala. Edward se veía muy afectado y sus hermanos trataban de darle ánimo mientras que Gabriel se mantenía al margen del asunto.

- Edward…

- Carlisle, lamento profundamente lo que pasó con Bella por eso he decidido que…me voy. – comentó dejándolos mudos a todos.

- llevas tres días aquí y ya te vas por culpa de esa insignificancia? – casi gritó Rosalie

- hijo, no creo que sea necesario.

- lo es. Si me mantengo cerca la puedo matar. ¿al menos entiendes la dimensión de eso? – se paró a caminar exasperado. “Claro, que la entiendo, pero no creo que pase”, oyó pensar a su padre –eso crees pero una cosa es la realidad y otra es lo que crees que pasará.

- mira, sabes que no influyo en tus decisiones, eres totalmente autónomo pero esta vez te pido que te quedes, Edward.

- No, Carlisle. No me quedo. Me voy mañana…con Gabriel. Quiero saber cómo es la vida de un nómada vegetariano, no la he experimentado y creo que es el mejor momento para hacerlo – dijo el muchacho de rostro imperturbable con los ojos cerrados.

- respetaré tu decisión…

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1. Sii..se parece a lUna nueva pero nisiquiera me inspiré en eso para hacer ese pedazo, fueron unos reviews que me dejaron.. 2. Ya..ya salgo corriendo..las team Edward me arrancarán la cabeza .. :S 3. Gabriel es mío y la cabaña del río tambien.. jaja XD

capitulo 11

Ella estaba lista; su vestido strapless de satín violeta, caía con excepcional gracia a causa de sus delicadas curvas. Aquel vestido lo había comprado y escogido Esme en conjunto con Bella en su salida al mall de Port Angeles.

Su amiga terminaba de darle los últimos “toques” su peinado y maquillaje; Alice estaba decidida a hacerla brillar y destacar como la hermosa mujer que era, la cual se escondía muchas veces tras su aparente timidez.

La emoción que sentían era insuperable y aumentaba con el solo pensamiento de que el hijo de los Cullen las recogería en el auto plateado. Además Isabella vería a Carlisle, nada la podía hacer más feliz; y Alice quien adoraba las fiestas, pasaría un rato aunque fuera corto y en privado con el hombre que las había invitado.

Al sentir la bocina del auto afuera de la casa, se las apañaron para correr con sus largos vestidos entre la llovizna de la entrada. El clima estaba bastante frio, pero ninguna quiso ponerse algo más encima de sus escotados trajes.

Tardaron muy poco para llegar al auditorio del hospital donde todo estaba divinamente decorado; no parecía una fiesta de un pequeño pueblito, era comparable con cualquier recepción de la ciudad.

- síganme, señoritas – les dijo Jasper tomando la delantera y esquivando la gente que se interponía en su camino, hasta que se encontraron a los tres gloriosos vampiros conversando con tanta gente a la vez, que parecían ser el centro de atención.

- Bella! – exclamó Esme al verla mientras sonreía; se le acercó y le dio caluroso abrazo – Estás tan hermosa. ¿Me quieres opacar? – le dijo riendo mientras se separaba

- por favor, ¿opacarte? Sería como tapar el sol con un dedo. Siempre te ves como una diosa. – le dijo la chica mirando en dirección a Carlisle que le sostenía mirada intensamente

- déjate ya de eso. Ven y saluda al doctor Cullen. Te quería ver – le susurró al oído mientras le tomaba del brazo y la guiaba a él.

- hola doctor Cullen – murmuró ella conteniéndose las infinitas ganas de besarlo como era acostumbrado al saludarse.

- hola señorita Swan –medio sonrió él y volvió a su gesto formal para no levantar sospechas puesto que había mucha gente a su alrededor.

- Bella, Bella vuelvo al rato. Jhonathan me dijo ayer…que…-Alice se rió por lo bajo y luego se recompuso – te cuento después.

- Alice, cuídate por Dios y no hagas estupideces.

- la noche es joven – le guiñó el ojo y luego desapareció entre la multitud

- ¿preocupada? –le preguntó el jovencito Cullen sobre el hombro

- algo…Alice, no sé en que anda con ese hombre…Miller. Realmente me asusta, no sé qué intenciones tenga con ella. – le dijo al frotarse los hombros descubiertos

- No te preocupes por eso, puesto que tu mayor preocupación está allí – le señaló a su padre - ¿Ya te he dicho lo inquieto que me ponen ustedes dos cuando están en una habitación? Es bastante...extraño – como era acostumbrado ella enrojeció – A ratos es divertido y otras veces muy molesto – se rió bastante alto

- Jasper, perd…

- shhh. Siempre te disculpas por todo – le interrumpió – como si todo fuera tu culpa. No creas que no lo siento. – ella suspiró y miró en dirección a la rubia escultural y demasiado cotizada.

- tu hermana no se ve feliz.

- y no se la ve feliz desde que…Edward se fue. Era su favorito, yo soy lo que queda – torció el gesto – no es que me odie, pero no nos llevamos muy bien.

- ja! Y creo que conmigo es peor. Podría decirse que me detesta – Rosalie le miró bastante seria y Bella medio le sonrió – lo siento, Rosalie pero ni siquiera sé porque me tratas así – comentó sabiendo que la podía escuchar. La vampira se acercó a zancadas y tomó una bocanada antes de hablar.

- mi problema contigo es que acaparas la atención de la gente que no deberías. Me refiero más concretamente a mi padre – masculló muy bajo - ¿crees que para mí es grato saber que sale con una chica que tiene menos de lo que aparento? ¿Qué se cree el reemplazo de Esme? No, no me hace gracia, niña. Fíjate en hombres de tu edad, tamaño y alcance porque sinceramente….

- Rosalie – Carlisle le tomó fuertemente del brazo haciendo que callara – No te vuelvas a referir a ella en esos términos. No sabes de lo que hablas y prefiero que no te metas en mi vida privada – farfulló rápida y casi silenciosamente - discúlpate de inmediato, muestra la educación que te he dado y sé una señorita.

- perdón…Be..lla – dijo ella apretando los labios con disgusto

- perdonada, Rosalie – le sonrió radiantemente y la rubia se fue por el camino que daba al baño.

- Bella, lo lamento. Ella tendrá su reprimenda en casa.

- no te molestes. La comprendo. Yo haría lo mismo si fuera ella – él la miró pensativo y después sonrió al tiempo que Jasper se iba.

- te veo en una hora en mi oficina – le susurró el doctor al pasar por su lado para irse. A ella el corazón le dio un vuelvo, pero no fue a la única que le pasó eso, Esme lo oyó y no pude evitar sentirse mal. Recordó aquella vez que él le dijo lo mismo en una situación similar a la presente. Su gesto alegre cambió drásticamente a uno demasiado serio que ni siquiera encajaba con sus hermosas facciones.

Se paseó inquieta por el salón y luego decidió tomar aire fresco para sentirse mejor; parecía haberse mareado con tantos pensamientos presentes en su mente. Carlisle había sido el hombre más importante de su vida y probablemente aun lo era; se había obligado a no sentirse mal en el futuro si él decidía hacer su vida por aparte con alguien más, pero obligarse a sentir o no, no era válido en su caso, jamás lo sería; se iba a sentir igual hiciere lo que hiciere…

[…]

Isabella estaba a punto de girar la perilla de la puerta; su corazón se agitaba con cada segundo que pasaba y por momentos se sentía indecisa si entrar a la conocida oficina o no. Se forzó a quitarse la cobardía y girar el pomo con la mayor seguridad que le permitía su autoconfianza. Entró en la oficina y cerró detrás de ella.

Todo estaba a oscuras; cuanto deseaba poseer alguna habilidad de Carlisle para saber si estaba sola en la habitación, sus débiles sentidos humanos no se lo permitían saber; pero no por mucho, puesto que él le hizo saber justo lo que quería, al abrazarla desde atrás y besarle la mejilla.

-¿Te asusté? – le preguntó Carlisle disfrutando del olor de su cabello y el tacto tibio de sus hombros

- Solo un poco…- suspiró – a que se debe que me hayas citado aquí? Me intriga saberlo, mi curiosidad es muy notable. – Carlisle le pasó los brazos por la cintura y apretó un poco contra él.

- quería decirte lo hermosa que estás y tenerte un rato a solas conmigo sin preocuparme de que alguien sospeche algo o nos vea.

- ¿No te entristece mucho que tenga que ser así? Tan escondidos, como huyendo. – dijo ella al girarse hacia él entre su abrazo para rodearle con los brazos.

- Si, pero no puede ser de otra forma – pausó – no hasta que seas mayor de edad y me separe legalmente de Esme.

- ¿has pensado en ello? – le dijo ella sorprendida

- pensarlo…pensar en ello, vagamente lo he hecho.– le besó entre el cabello y Bella se apretó mas contra él. – pero creo voy hacerlo, tal vez me separe de ella.

- ¿porque…lo harías? – le preguntó ella temerosa

- porque sería nuestra libertad – le alzó el rostro para mirarle a los ojos aunque ella no pudiera verlo en la oscuridad

- para mi es imposible e increíble que llegues a quererme tanto en tan poco tiempo, si yo no soy digna ni de que me beses, no soy bonita, tampoco un cerebrito, solo soy torpe y tonta la mayoría del tiempo – le dijo con la tristeza marcada en el rostro.

- no digas eso – le murmuró – hay algo en ti que me encanta y así como has llegado a quererme tan pronto, yo también lo he hecho y no me arrepiento ni pienso que no seas digna de mis besos. – le acercó a él y le besó tiernamente

- no lo entiendo… ¿porque me quieres? –le cuestionó

- no creo que haya que entenderlo…solo sentirlo – le volvió besar peor con más vigor que antes, para luego recorrer desde su boca hasta su cuello; su aliento frio le hizo dar escalofríos y lo abrazó mucho más fuerte que antes. Él comenzó a besarle justo en su punto débil, bajo la línea de la mandíbula, ella simplemente no podía resistir eso; aquellos besos le provocaron un aumento en el pulso y una debilidad súbita en las piernas.

-¿qué intentas hacer? ¿Qué me dé un infarto? – comentó ella entre fuertes exhalaciones.

- ¿porque lo dices? – habló mientras le seguía besando y le causaba cosquillas con sus labios, haciéndola temblar y soltar un pequeño jadeo.

- No sabes el efecto que tienes en mí…- se mordió el labio

- y el que tú tienes en mi –Carlisle con mucha pericia buscó la abertura lateral del vestido, donde la piel del muslo de Bella quedaba expuesta y ella dio un pequeño salto de sorpresa, pero también de entusiasmo al sentir el frio tacto. Le envolvió con la pierna y le comenzó a besar en los de una forma irresistible para él.

Ninguno de los dos podía resistirse a tanto, el deseo era notable. Bella poco a poco se estaba quedando sin respiración y Carlisle por su parte hacía que su mano en el muslo de ella avanzara más hacia arriba con el paso de los minutos; la estaba excitando con esa simpleza y ella quería mucho más. Bella guió la mano del hombre hasta donde se alcanzaban a sentir las diminutas bragas de ella, eso los enloqueció a ambos.

La tomó entre sus brazos y la llevó hasta la camilla de su consultorio para recostarla y hacerla sentir más cómoda. Apoyó su mano en la lona para que la chica no soportara su peso sobre ella.

- ¿estarías dispuesto a complacerme en lo que yo quiera? – le preguntó la muchacha con voz entrecortada mientras le besaba ligeramente en el cuello y él asintió con un sonido. – Creo que estoy lista…- tragó saliva y deslizó sus manos hasta la corbata del traje.

- ¿estás segura de eso? – le acarició suavemente el pómulo con su mano libre y ella asintió con la cabeza.

- pero no aquí…en la cabaña… ¿sí? – casi le rogó

- por supuesto, hermosa - se levantó de la camilla y le entregó las llaves del mercedes - ve y entra en al auto sin que nadie te vea. Ni te darás cuenta cuando yo entre.

[…]

Le temblaban un poco las rodillas, se sentía ansiosa, emocionada y asustada. No sabía que le esperaba, pero fuese lo que fuese parecía que iba a estar demasiado bien. Confiaba en él y le adoraba, sabía que era a él a quien quería recordar por lo que estaba por venir y a nadie más.

Carlisle escuchaba el corazón desbocado de Bella al cargarla para entrar en la oscura cabaña; sabía que ella sentía muchas cosas mezcladas en ese momento; era totalmente compresible. La intimidad no era un asunto el cual se toma a la ligera y menos de primera vez. La descargó frente a la cama y se movió con agilidad para prender la lamparilla de la mesa de noche y volvió a ella.

- si te quieres devolver a la fiesta, lo entiendo. – le dijo él al ponerle las manos en los hombros.

- no…yo te quiero a ti. – ella le aflojó la corbata y la lanzó al mueble, la chica le sonrió, para luego morderle tímidamente el labio inferior mientras él se quitaba el terno para luego dejarlo en el piso de madera. Entre los dos desabotonaron la camisa azul cielo del vampiro al tiempo en que sus bocas tenían contacto; él sin quitarse completamente la camisa dirigió sus manos al cierre posterior del vestido de la muchacha. Lo deslizó lentamente hasta la mitad de la espalda de ella para acariciarle directamente sobre la piel tibia, ella tiritó, exhaló contra los labios del rubio y terminó de quitarle la camisa.

- espero no te moleste…

- ¿no me moleste qué? – le preguntó ella confundida

- ya verás –situó sus manos en la cremallera del vestido y lo bajó hasta donde acababa la abertura de la tela; el satín se deslizó grácilmente por la piel color crema de Bella hasta caer al piso. Ella se sonrojó naturalmente, solo tenía puestos sus pequeños pantis y zapatos, nada más. Su mirada se paseó por el curvilíneo cuerpo de Bella y al instante su manos hacían lo mismo sin pensárselo, estaba completamente maravillado con ella a pesar de ser humana. Ella comenzó a besarlo casi que desesperadamente, su frio toque la estaba enloqueciendo hasta el punto de olvidarse de lo apenada que estaba hacia un momento; al sentir tanta debilidad en las rodillas, se sentó de golpe en la cama halando a Carlisle con ella para luego acostarse sobre las suaves sabanas.

Bella exploraba la anatomía del torso de Carlisle; le fascinaban aquellos torneados músculos de su espalda. Le emocionaba sentir la lengua de él acariciando la suya y también el movimiento de sus manos por su cuerpo; su corazón se aceleraba con cada roce causándole una especie de fiebre que se esparcía por su piel como fuego.

Con mucha avidez el rubio se deshizo de sus zapatos y los de la chica. Posó sus labios en la cintura de Bella y comenzó a ascender lentamente disfrutando de su olor y el leve ardor en su garganta, la temperatura de la piel de ella y como la chica tiraba de su cabello dorado débilmente. Detuvo su avance cerca de los pechos de ella; le miró a los ojos y le sonrió. Le acarició su rosada mejilla con el pulgar; hizo descender sus dedos por el cuello, clavícula hasta llegar donde antes casi pones sus labios; ella se arqueó un poco con el frio contacto y gimió al tiempo que le agarraba por los hombros a él. Ella era demasiado suave, frágil, tierna; a Carlisle se la habían olvidado cómo se sentía el cuerpo de una humana que hubiera podido desear; su última mujer había sido una vampira y había estado con ella por mucho tiempo.

Él se aflojó el cinturón con una de sus manos y para luego pretender quitarse el pantalón, y contra cualquier predicción Bella hizo un intento de ayudarle, estaba demasiado expectante y ansiosa de ir al siguiente nivel, de sentirlo de la forma en cómo ella deseaba. Se terminó de quitar su última prenda exterior y ahora estaba como Bella, semidesnudo solo con su ropa interior por lo cual se le notaba algo de excitación a través de la tela. Bella se humedeció un poco con el solo hecho de pensar en algo más placentero que todo lo anterior y pasó su mano con timidez y delicadeza sobre la ropa interior del hombre, haciéndolo sisear y descontrolarse un poco.

Isabella no supo muy bien lo que pasó de luego de eso; lo siguiente que supo fue que estaba sentada a horcajadas sobre el cuerpo de desnudo de su Adonis y él estaba sentado sobre la cama mientras besaba su cuello intensamente. Con la fuerza vampírica de sus dedos, rasgó los delgados tirantes de la ropa interior de Bella y la hizo a un lado. Puso ambas manos en las caderas de la muchacha y la atrajo hacia él delicadamente para entrar en ella.

El dolor era compensado con placer en igual cantidad, pero la molestia iba desapareciendo con cada roce de él dentro de ella; obviamente no pudo evitar gemir un poco con todo lo que sintió en ese momento, era demasiado para ella; le enterró las uñas en los brazos y se tiró un poco hacia atrás. Ella era demasiado cálida, tibia, nada como la había imaginado él, era increíble poder sentirla en su totalidad. A cada momento y movimiento rítmico del cuerpo de Bella causado en parte por él mismo, se acercaba un poco más a su punto máximo de gozo, pero estaba cauto a dejar que ella lo experimentara primero; sabía controlarse muy bien aunque le estaba costando y eso también aplicaba para la fuerza que estaba ejerciendo sobre la frágil chica.

Ella nunca había experimentado algo tan intenso y tan puro como ese momento junto él; comenzó a tensar sus muslos y a seguir el ritmo marcado por Carlisle por su propia cuenta. Jadeaba sin cesar y su sangre golpeaba fuerte contra sus venas, y finalmente colapsó al llegar a su propio clímax y se dejó caer hacia atrás mientras soltaba un gemido de satisfacción, causándole a Carlisle su propia cúspide de placer quien rasgó un poco las sabanas con su mano.

El rubio se acomodó sobre el cuerpo de Bella de tal forma que recostó su rostro en el vientre suave y que no paraba de subir y bajar por la agitación de la castaña, aunque la respiración de él estaba en iguales condiciones.

- jamás pensé que algo se sintiera de esta forma– comentó ella sin poder articular muy bien las palabras.

- lo sé, es increíble – le respondió de la misma manera

- necesito dormir o descansar o lo que sea – suspiró fuertemente mientras él dibuja formas curiosas en sus muslos. – siento el cuerpo como una pluma o gelatina. – él rió un poco y le dio un pequeño beso cerca del ombligo.

- duerme, mi ángel. Cuando despiertes, seré lo primero que verás…
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OK.. :S.. no saben lo pervertida que me sentí al escribir este capitulo y no es el primer lemmon que hago..que rayos me pasa??